Suplicar afecta a los implicados tanto en el plano mental como emocional. Suplicar es cuando un sumiso ruega a su Dominante para recibir algo. Utilizado para que se le conceda desahogo también puede ser un método que recuerde al sumiso que su cuerpo ya no le pertenece y que incluso el placer físico del dolor o el orgasmo han de ser concedidos por el dominante. Suplicar puede ser una forma de controlar o ejercer el poder sobre el sumiso. Hacer que el sumiso suplique por algo es una forma poderosa de recordarle que ya no es libre para determinar sus propias elecciones sin, como mínimo, el permiso del Dominante. Esto puede poner de manifiesto las respuestas emocionales del intercambio de poder. Suplicar también puede ser utilizado por el Dominante durante un castigo.
Distraído por su vergüenza de dejar en celo a una fiera. Al subsiguiente día, a primera hora, veo un mensaje de texto de él. Lo siento ansioso, se disculpa. Pide a gritos volverme a ver, se nota a leguas su deseo salvaje de tenerme entre sus musculosos brazos.
Y se le acercó para hacerle fiestas y gestos agradables. Pero el angelito, espantado, forcejeaba al acariciarlo la aporreado mujer decrépita, llenando la casa con sus aullidos. Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi edad irremediable, melodía monótona de la inquietud, todo eso que piensa por mí, o yo por ello -ya que en la grandeza de la circunloquio el yo presto se pierde-; piensa, digo, pero musical y pintorescamente, sin argucias, sin silogismos, sin deducciones. Tales pensamientos, no obstante, ya salgan de mí, ya surjan de las cosas, presto cobran demasiada intensidad. La energía en el placer crea malestar y sufrimiento positivo. Y ahora la bajura del cielo me consterna; me exaspera su limpidez. El estudio de la belleza es un duelo en que el artista da gritos de terror antes de caer vencido. El garañón, sin ver al gracioso, siguió corriendo con celo hacia donde le llamaba el deber. Toma en ella el alma un baño de pereza bienoliente de pesar y de deseo.
Otras porque en su vida diaria ocupan puestos de responsabilidad y así encuentran un espacio de descarga de obligaciones. De identificación, aceptación y comunicación. Muchas mujeres tienen fantasías de sumisión, empero prefieren reprimir su sueño por alarma a ser juzgadas Pero este aberración no es nuevo en absoluto. Deje de una mujer que, con los ojos vendados, es trasladada por su amante a un castillo donde es utilizada como objeto sexual por un grupo de muchachos.